Este equipo esta compuesto por dos personas, dos hermanos con una historia bastante interesante por la que han decidido dedicarse a ayudar a optimizar empresas y automatizar sus procesos.

Somos Tino y Álvaro.

Si quieres ponernos cara puedes vernos en nuestro canal de Youtube haciendo clic aquí

Hemos nacido en una familia de emprendedores, hecho que nos ha hecho rodearnos de conversaciones acerca de como va el negocio de nuestros padres, abuelo y hasta   otros familiares cercanos. Este hecho ha conseguido que indudablemente nos interesáramos por el mundo del emprendimiento desde siempre.

Soy Tino, y desde siempre he tenido una inclinación casi instintiva a encontrar el camino más eficaz y directo para hacer las cosas.

En mi infancia, más de una vez me etiquetaron como el perezoso o el vago, pero lo cierto es que lo que realmente estaba haciendo era buscar la forma de optimizar cada tarea, de sacarle el máximo partido a cada minuto, de invertir la menor cantidad de energía para obtener el mejor resultado posible.

¿Perezoso?

No, prefiero pensar que ya desde pequeño era un visionario de la eficiencia.

Os voy a contar una anécdota que sucedió hace años pero que aún hoy, define cómo soy y cómo afronto los desafíos. Cuando era un crío, mi abuelo, muy sabio que siempre tenía un método peculiar para enseñar lecciones, me propuso un reto.

Quería que escribiese a mano todo un libro, el libro se llamaba “El millonario instantáneo” convencido de que la vieja técnica del «escribir para recordar» me ayudaría a retener mejor el contenido.

Así que, con mi libreta y mi bolígrafo a punto, me puse manos a la obra. Pero no tardé en darme cuenta de que aquello era una misión casi imposible y, os lo confieso, la idea de pasarme días escribiendo todo aquel libro a mano no me hacía ninguna gracia. Recuerdo que miraba las páginas, pensando en lo aburrido que sería copiar palabra por palabra. Fue entonces cuando se me encendió la bombilla.

Corrí a buscar a mi abuelo y le pregunté, con la ingenuidad propia de un niño, si podía hacer lo mismo pero con el ordenador. Mi abuelo, que era un hombre de su tiempo pero que no le cerraba las puertas a la tecnología, me dijo que sí. Lo que él no sabía es que ya tenía un plan.

En lugar de teclear todo el libro en el ordenador, me metí de cabeza en internet. Por aquel entonces, ya se podían encontrar casi todos los libros en línea y, por supuesto, encontré el que mi abuelo me había dado.

Y allí estaba yo, listo para dar el golpe maestro.

Con un elegante movimiento, pulsé «Control+A», seleccionando todo el texto, y luego «Control+C» para copiarlo. Seguidamente, abrí un documento nuevo en Word y pulsé «Control+V». ¡Voilà! Tenía todo el libro transcrito en un abrir y cerrar de ojos.

Cuando mi abuelo vio mi «trabajo», no pudo más que sonreír y darme los 50€ que me había prometido. Sí, había hecho trampa, pero había trabajado de forma inteligente, había sido eficiente, y eso, al final del día, es lo que realmente cuenta.

Ah, y por si te lo estás preguntando, sí, me leí el libro.

Sabía que mi abuelo me haría preguntas, así que me lo devoré de principio a fin. Y aunque puede que no recuerde cada palabra del libro, sí que recuerdo la lección que aprendí ese día: trabajar de manera más inteligente, no más dura. Esa lección me ha guiado a lo largo de mi vida y es una de las bases de nuestra empresa hoy en día.

Porque si hay una forma más eficiente de hacer algo, puedes apostar a que la encontraremos. Y si no existe, la inventaremos.

Yo (Álvaro) siempre he buscado la simplicidad (y en parte el orden) en todo lo que hago o veo, ya que con facilidad me suelo saturar si veo mucha información a la vez.

Cuando me quise dar cuenta, ya creaba fórmulas en Excel para evitar tener hojas enormes y creando herramientas para el negocio familiar o incluso para mi mismo, que permitieran organizar todo de forma más simple.

Al darme cuenta de esto, vi que el haber estado rodeado desde pequeño de esas charlas e interesarme por los procesos y partes que componen una empresa, había desarrollado en mi una habilidad para detectar que procesos que estancaban cualquier actividad, y diseñar una solución para agilizar o simplificar esos pasos.

A todo esto, aún no conocíamos ninguno de los dos el mundo de la automatización ni la gestión de procesos (o al menos no en todo su esplendor), pero empezamos a crear soluciones para la empresa familiar (un centro deportivo) sin siquiera saber que realmente eso tenía un nombre.

Empezamos a crear formularios para el envío de información acerca de nuevos abonados, para poder enviarles una rutina de ejercicios, para que no interrumpieran a los monitores en el gimnasio. También digitalizamos las altas, para que la gente se pudiera apuntar por internet (que puede parecer algo obvio, pero muchas empresas siguen sin digitalizarse, más de las que pensamos).

Y todo esto, dio un giro 180º cuando conocí Notion.

Esto abrió la posibilidad de gestionar mis tareas y mi vida de una manera que no había imaginado nunca, esto me hizo devorar todos los videos que habían en ese momento, lo cual me llevo hasta Rubén Loán que hablaba de Integromat, una herramienta capaz conectar diferentes herramientas y crear automatizaciones entre ellas. Esto fue el principio del fin.

Durante casi un año, estuvimos haciendo locuras tanto en Notion como en Integromat (Make), para el negocio familiar, como proyectos personales, hasta que nos dimos cuenta de que esto podíamos ofrecerlo a empresas para ayudar a mejorar sus procesos y que sean más eficientes.

Y aquí estamos, ofreciendo al mundo empresarial, una nueva manera de entender sus negocios, y esperando a que nos contactes!

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